¿Chartear o no Chartear?

Casi todos los compradores de yates con los que he tratado han considerado si alquilar su yate a otros en algún momento durante el proceso de compra o durante el transcurso de su propiedad. Si bien a la mayoría no le gusta la idea de que otros duerman en su cama o tengan que renunciar a parte de su temporada de navegación y les gustaría mantener el disfrute y la disponibilidad del yate para ellos solos, muchos han visto el lado más práctico y económicamente ventajoso de ceder el yate para uso comercial.

La mayoría de la industria y los armadores experimentados son conscientes de que es poco probable que alquilar un yate genere ganancias, siendo los principales beneficios que posiblemente, si se logran de diez a doce semanas de alquiler o más en un año, la mayoría o la totalidad de los gastos de mantenimiento etc. anuales se pueden recuperar. Además, el yate permanece en activo y funcionando durante períodos más largos, la tripulación estará ocupada ya sea que los propietarios estén a bordo o no, y además apreciarán las normalmente generosas propinas que pagan los clientes de chárter que pueden requerir servicio 24/7.

La diferencia entre la forma en la que se opera, se tripula y se disfruta de un superyate privado y uno comercial o charter es cada vez más estrecha, especialmente a medida que los yates se hacen más grandes. En algunos países, las regulaciones para uso privado y comercial son casi las mismas y alternar entre ambas puede ser un proceso bastante simple. Más comúnmente, los yates que participan en actividades comerciales siguen siendo comerciales incluso cuando el propietario beneficiario está a bordo y los contratos de chárter deben ser vigentes independientemente del usuario.

Con respecto a los detalles más finos de la contratación, los yates comerciales enfrentan una serie de problemas cuando operan en diferentes países y con diferentes nacionalidades de huéspedes que pueden variar desde la cantidad de IVA o impuestos a pagar según los países visitados y el tiempo que pasan en aguas internacionales, la disponibilidad de combustible y suministros de servicio, o no, y las áreas de crucero y las restricciones de embarque y desembarque.

Todas las partes involucradas deben comprender y estar familiarizadas con las normativas que están en constante cambio, pero una buena combinación de una tripulación acostumbrada al charter, un gran yate con el diseño, características y juguetes adecuados, brókeres y agentes con experiencia en el charter que utilicen contratos probados por el tiempo pueden dar lugar a las mejor vacaciones posibles.